Cuatro simplicísimas medidas para resucitar el mundial

Como esto del Mundial es un aburrimiento, siempre lo mismo con sus futbolistas, sus balones, sus árbitros y sus jugadas de infarto, la gente se va cansando y los índices de audiencia caen por debajo incluso de lo habitual, tanto más dada la reciente fiebre popular por los documentales sobre el cultivo de margaritas en los Cárpatos.

Es cierto que sigue habiendo un cierto sector de público, reducido y elitista, que se mantiene fiel al Mundial y degusta las jugadas con refinado deleite, pero aun así… ¿es genuina su pasión futbolística o no es más que una emoción impostada, quizá por deseo de desmarcarse de la plebe, quizá por fatiga y compromiso dada la indigencia y la desnutrición en que viven los abnegados jugadores?

No obstante, hay esperanza: todavía están a tiempo de replantear el Mundial y hacerlo genuinamente afín a los intereses populares. He aquí unas pocas pautas que bastarían para convertir el Mundial en un evento genuinamente atractivo para todos los públicos…