Hola.
Sí, soy yo, no te quepa duda.
Tu alma.
Estoy aquí, al otro lado de la pantalla.
Compruébalo si no me crees.
No me toques, leñe, que pringas el cristal con tus dedos grasientos. No me refiero a eso. Mira en tu interior. ¿Verdad que no me encuentras?
Por algo será.
Llevo unos cuantos meses pensándolo… ¿dónde me manifiesto? ¿Debajo de encima o a la izquierda de la derecha?
Anduve una temporada esperándote por la iglesia y sólo conseguí que el cura me pellizcase el culo mientras se relamía los labios apergaminados. Me escondí en el cepillo de los pobres y una señora envuelta en abrigo de visón casi me descalabra con un céntimo renegrido.
Se me ocurrió llegar a ti por medio de tu correo electrónico, en forma de presentación de Power Point, pero el mercado está bajo el dominio de viejitos que comen sopa a la orilla del mar y de enfermos terminales de cáncer que le dan las llaves de su casa a chorizos budistas. Además, me dejaste tirada en la bandeja de correo basura, como si tuviese yo la más mínima intención de estirar tu pene o de encargarte de gestionar una transferencia internacional con los millones de un potentado africano.
Como último recurso, te envié un ángel. Al verlo con esos rizos rubios acaracolados y el taparrabos prieto (ocultando no se sabe qué, porque ni yo misma tengo la menor idea de lo que hay debajo) te limitaste a darle indicaciones para llegar al desfile del orgullo gay.
Y ahora, en fin, estoy aquí, al otro lado de la pantalla.
Por desgracia, sé que no me estás leyendo.
Y nunca sabrás lo que quería decirte, el mensaje vital que la esencia misma de tu ser necesita hacer llegar a tu yo consciente.
Pero de todas formas te lo digo:
Llevas la bragueta abierta.
Yo tengo varias almas, en concreto siete.
Una para cada día de la semana:
Los lunes ,una cabreada
los martes una agobiada,
los miercoles una estresada,
los jueves una cansada,
los viernes una agotada.
Los sabados y domingos ,
yo me tomo el día libre,
y que mi alma haga lo que
le salga de su alma,
que ya es mayorcita.
carajo… tenias razon mi querida alma… eres Alma ¿la vecina verdad?
Ostras, ¿cómo lo has visto? ¡Aquí hay brujas!
Es verdá, es verdá (lo del potentado africano, digo).
Va siendo hora de que lo sepas: los sábados y los domingos me voy de botellón. Todo por tu irresponsable permisividad.
En efecto, Emmanuel… ¡pero que no se entere Gustav!
¡ mielda ! te vas de botellón y no avisas??
a que te vendo a…
Pues va a ser que no , señor As.Tenemos sobre stock de almas
y no sabemos donde endiñarlas.El precio ha caido en picado, y el producto ha dejado de interesar…
Tal vez a alguna subcontrata…lucifer S. A. o Diablillos.com…
Gracias por su oferta.
“I haven’t seen you in these parts,” the barkeep said, sidling over to where I sat. “Repute’s Bao.” He stated it exuberantly, as if low-down of his exploits were shared by means of settlers about multitudinous a ‚lan in Aeternum.
He waved to a expressionless tun beside us, and I returned his gesture with a nod. He filled a telescope and slid it to me across the stained red wood of the bar prior to continuing.
“As a betting man, I’d be assenting to wager a above-board piece of coin you’re in Ebonscale Reach for more than the swig and sights,” he said, eyes glancing from the sword sheathed on my hip to the capitulate slung across my back.
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