La noche más triste

Lo hice, supongo, porque era la noche más triste del año y estaba aburrido de los chaperos jovencitos y musculosos de siempre. Tumbado en el sofá, ebrio y resentido con mi destino, marqué el número habitual y decidí cambiar de plato: basta de efebos de gimnasio, me dije, hoy quiero un hombre.

Ignoro cuánto tiempo estuve durmiendo la mona: cuando abrí los ojos estaba allí, embutido en su traje del color del pecado. Me lancé sobre él y, tras acorralarlo contra la mesa, desnudé sus glúteos blanquecinos y lo empalé repetidas veces mientras mi amante chillaba poseído por la lujuria.

El timbre sonó después del sexto o séptimo orgasmo. En el umbral, un gordo con gorra nazi y traje de cuero sonreía:
- Hola, guapetón. Me envían de la agencia. Oye, ¿ese trineo con renos que hay aparcado junto a la puerta es tuyo? ¡Queda súper-entrañable!

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4 Responses

  1. Discómic.(Cayetano). dice:

    Je,je.¡muy bueno!
    …A Rudolp se le puso la nariz roja.
    ¡Felices e Irreverenciales Fiestas!

  2. McManus dice:

    Salvo el final, puro Burroughs.

  3. A. Romero dice:

    Demonios, don McManus, pilla usted las referencias al vuelo.
    ¡Falaz navidad a ambos!

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