Bienvenido, Mr. Martinmorales

Ya lo contamos en su día: un árbol le gastó una broma pesada a Paco Martinmorales y nos lo ha tenido indispuesto durante unos días. Unos días que se fueron alargando, como los chistes malos que parecen no tener fin, hasta convertirse en seis interminables meses.

Hoy, por fin, Paco se ha escapado del hospital por la puerta grande, tras un exitoso plan de fuga trazado minuciosamente por su equipo médico y el resto de personal hospitalario, la complicidad de un puñado de amigos que nunca dejaron de indicarle la puerta de salida y, sobre todo, el aliento de su mujer Magdalena, el cerebro y el corazón que se esconde detrás de cualquier operación de este calibre y sin la cual la maldita broma del árbol hubiera sido mucho más pesada y malafollá de lo que ya ha sido.

Los dibujantes hablamos mucho mejor cuando no hablamos, así que vamos a callarnos pronto. De haber podido dibujar hoy su chiste diario, posiblemente nuesto admirado Martinmorales lo hubiera dedicado al inefable Ruiz Mateos y sus andanzas. Como ha estado muy ocupado fugándose del hospital y no ha tenido tiempo de acabar el chiste, vamos a ofrecerle nuestro modestísimo homenaje de bienvenida recordando dos de las viñetas que publicó en “Diario de Granada” dedicadas a un tema que, mira tú por donde, vuelve a estar de actualidad un puñado de años después. Eso sí, esperamos que la penosa calidad de reproducción de las viñetas no nos estropee el homenaje…

Martinmorales. (Diario de Granada, 25 de febrero de 1983)

Martinmorales. (Diario de Granada, 5 de marzo de 1983)

Paco, un abrazo enorme de todos los Irreverendos…¡a cuidarse, que ya estamos deseando ver tus dibujos de nuevo!

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3 Responses

  1. Francisco Peña dice:

    muy buena noticia… gracias Crispin!!

  2. as dice:

    gracias tb yo

  3. Charlespap dice:

    “I haven’t seen you in these parts,” the barkeep said, sidling during to where I sat. “Designation’s Bao.” He stated it exuberantly, as if word of his exploits were shared by settlers about many a verve in Aeternum.

    He waved to a expressionless tun hard by us, and I returned his indication with a nod. He filled a glass and slid it to me across the stained red wood of the bar in the vanguard continuing.

    “As a betting fellow, I’d be assenting to wager a honourable speck of coin you’re in Ebonscale Reach on the side of more than the swig and sights,” he said, eyes glancing from the sword sheathed on my with it to the bow slung across my back.

    http://maps.google.gp/url?q=https://renewworld.ru/data-vyhoda-new-world/

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