Hay que decir, para que lo sepa el respetable, que esta delicia es la primera entrega de una nueva novela gráfica (si así se le quiere llamar) de “Las criaturas de la Tierra Incierta”, continuación del libro que editó Astiberri al que se alude más arriba.
Y hay que señalar, para que nadie lo ignore, que el susodicho libro es un remedio milagroso contra la parálisis de la imaginación, y que no debe faltar en ningún hogar, sobre todo para administrarlo en dosis generosas cuando toque hacer la declaración de la renta.
Luego no digan que no hemos avisado…
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Hay que decir, para que lo sepa el respetable, que esta delicia es la primera entrega de una nueva novela gráfica (si así se le quiere llamar) de “Las criaturas de la Tierra Incierta”, continuación del libro que editó Astiberri al que se alude más arriba.
Y hay que señalar, para que nadie lo ignore, que el susodicho libro es un remedio milagroso contra la parálisis de la imaginación, y que no debe faltar en ningún hogar, sobre todo para administrarlo en dosis generosas cuando toque hacer la declaración de la renta.
Luego no digan que no hemos avisado…
¡Grande Fritz!
Todos hemos tenido ese deseo de comernos a la vieja verrugosa que nos daba sonoros besos cuando no podíamos defendernos.
Espero impaciente las siguientes entregas.