¡Viva el progreso!

¡Joder, la gente no sabe lo que quiere! Ahora, por culpa de cuatro politiquillos torpes que se han dejado coger mientras le hacían la cirugía plástica a sus cuentas bancarias, resulta que se ha puesto de moda despotricar del desarrollo y el crecimiento urbanístico, como si fuera algo malo. ¡Aquí todo el mundo aspira a tener su chalecito en la playa o en la sierra, pero a todo el mundo le jode que los demás aspiren a lo mismo! ¡Pues hala, vamos a limpiar conciencias y a destruir falsos mitos, que para eso estamos aquí los Irreverendos!

1. El mito del político corrupto
Falso. Los concejales de urbanismo y sus alcaldes anexos son personas íntegras, honestas y abnegadas, al menos en un tanto por ciento que no nos atreveremos a concretar, por temor a acertar…

2. El mito de la agresión al medio ambiente
Falso. El urbanismo desaforado sólo intenta poner orden en una naturaleza igualmente desaforada, que amenaza con invadir nuestras urbanizaciones y residenciales.

3. El mito del pueblo como defensor y amante de su entorno
Más falso, lo más falso de todo. Al pueblo le das un hipermercado y una sala de fiestas y a tomar por culo la naturaleza y lo que le rodea.

4. El mito de la infancia amenazada
¿Quién dice que por culpa del crecimiento urbanístico nuestras ciudades se hacen cada vez más inhumanas, que nuestros niños ya no tienen sitio para hacer el burro en la calle? ¡Eso es no conocer a los niños de hoy, que para hacer el burro lo único que quieren es una pantalla y un mando a distancia!

5. El mito de la sabiduría popular
Que si los verdaderos sabios están en los que trabajan la tierra con el sudor de su azada, que si hay que oír la voz de la experiencia…¡paparruchas! ¡Si no hay más que dejarlos hablar para ver que no tiene ni idea, hombre! ¡Qué sabrán estos iletrados!